Los prejuicios


Los alguaciles vinieron a los principales sacerdotes y a los fariseos; y estos le dijeron: ¿Por que no le trajeron? (Hablaban de Jesús) Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre! Entonces los fariseos le respondieron: También ustedes han sido engañados? ¿Acaso ha creído en él algunos de los gobernantes o de los fariseos? Más esta gente que no sabe la ley, maldita es. Les dijo Nicodemo, el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos. ¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye, y sabe lo que ha hecho? Respondieron y le dijeron: ¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta.
San Juan 7:45 al 52

En este pasaje tenemos un buen ejemplo de lo que son los prejuicios, y de lo que hoy día se habla tanto en cuanto a la discriminación.

En principio los fariseos tenían razón en decir que de Galilea nunca se había levantado un profeta, pero lo que ellos no sabían era que Jesús había nacido en Belén, la cual si era una ciudad de profetas, y se había criado en Nazaret.

Ellos juzgaban a Jesús sin oírlo, si le hubieran escuchado se habrían enterado que él nació en Belén, sin embargo estaban llenos de prejuicios que no le permitían acercarse a él con sinceridad, el prejuicio hace ese tipo de cosas, por ejemplo: Si tenemos prejuicios contra los gitanos, o contra los negros, o blancos etc. Sin que la persona haya hecho algo bueno o malo ya la vamos a juzgar.

La otra cosa que hallamos en el pasaje es la discriminación: "Esta gente que no sabe la ley maldita es" o la pregunta a Nicodemo: "¿Eres tú galileo?

Son cosas que muchas veces se nos han arraigado, o porque venimos de una familia que siempre discriminó o porque nacimos en una clase social más acomodada, o porque hemos podido estudiar una carrera o cosas por el estilo.

La discriminación esta siempre presente, y juntamente con la discriminación, el prejuicio, Jesús, por el contrario, siendo de descendencia real, se sentaba y comía con los pecadores y los publicanos, gente común, del pueblo.

Los fariseos decían: ¿Acaso ha creído en él, algún gobernante o algún fariseo? Haciendo una diferencia bien marcada, por muchos años ha pasado así en nuestra sociedad presente, como si la fe fuera cosa de algún nivel social en especial.

Aún dentro de las iglesias se propaga este mal, al principio muchas congregaciones empiezan bien de abajo; pero con los años, empiezan las diferencias, están los creyentes que vienen de familia, hijos y nietos de pastores o de hermanos consagrados y luego los otros, como si fuesen de una categoría menor. Tengamos cuidado con esta situación, Jesús se enojo mucho con los fariseos; pero en cambio se acercó a la gente común, la del pueblo, que comía con las manos, que no conocía la ley a la cual los fariseos llamaban "maldita"

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