El justo juicio de Dios


Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. Romanos 2:13

En el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres. Romanos 2:16

Quizá muchos nos llevemos algunas sorpresas el día en que Dios jusgue a los hombres, algunos pensaran que con ir todos los días a la iglesia, con eso están en ventaja con relación a otros que tal vez vayan muy poco; pero la Biblia dice claramente que no son los oidores de la ley los justos ante Dios sino los que hacen su voluntad.

Si estamos apoyados en que somos buenas personas, en otras palabras buenos religiosos y hasta nos damos el gustito piadoso de señalar con el dedo porque creemos que somos mejores que los demás, en eso debemos tener cuidado.

La Biblia dice que Dios jusgará por Jesucristo los secretos de los hombres, no lo hará por los meritos humanos, ni por ninguna otra cosa, sino por Jesucristo, en El radíca la perfecta justicia de Dios, es el perfecto equilibrio entre su santidad y su bondad.

En El, el ser humano no debe temer; porque Jesucristo tomó su lugar de castigo en el calvario, solamente debe ser consciente de que ante El no hay secretos, pues todo lo escudriña, todo lo sabe, no hay cosa que no quede al descubierto delante de Dios.
Solo debemos confesar aún aquellos pecados secretos, y en este aspecto somos todos iguales, todos debemos reconocer que existe algo en nuestra vida que debemos confesar a Dios.

A todos, la única amarra que nos queda para salvarnos es Jesucristo, muchos deben creer que van a llegar al cielo y lo van a recibir con bombos y platillos por sus muchos trabajos para Dios en esta tierra; pero la mayoría se sorprenderá al saber que lo único que lo salvó fue haber creido en Jesús.

Otros tal ves sin merito propio lleguen cabisvajos y con pocas esperanza de salvarce, pero se sorprenderán al escuchar que fueron tenidos en cuenta por creer en Aquel que dió su vida por ellos.

Si te sientes devalorizado, con pocas esperanzas, recuerda que el juicio fué dado a Jesucristo, el mismo que le dijo a la mujer adúltera "no te condeno" El mismo que dijo a los que la juzgaban "el que de ustedes esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra"

Si en cambio tienes siempre una piedra a mano para arrojar a los demás, recuerda que te sentirás avergonzado delante de El.



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