La obra del Espíritu Santo


Si me amas, guarda mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y les dará otro consolador, para que esté con ustedes para siempre: El Espíritu de Verdad. Juan 14:15 al 17

Después que Jesús ascendió al cielo, envió su Espíritu para que este con los humanos para siempre. Esta unión no será disuelta fácilmente por que esta sustentada por el pacto que Dios hizo con los hombres por medio de Jesucristo.

Ese pacto te une con Dios, sea quien seas, a ti te corresponde aceptarlo o rechazarlo, pero de todos modos el Espíritu Santo que ha sido enviado por Jesús siempre estará al lado tuyo induciéndote a creer.

El Espíritu no es algo impersonal como nosotros imaginamos, no es un fantasmón, ni nada que se le parezca, es el Espíritu de Dios en la tierra, omnipresente, omnipotente, con quien podes hablar, y a quien debes rendir cuentas por tus actos, pero sin embargo ha sido enviado para ayudarte y no para condenarte.

El hecho de que no lo veamos no quiere decir que no esté, hay muchas cosas que no vemos pero sin embargo están, como el aire, los átomos, la corriente eléctrica, etc.

El Espíritu es invisible pero es el creador de todas las cosas visibles, junto al Padre y al Hijo.
Puede penetrar en tu corazón, pues tiene la facultad de convencerte para el arrepentimiento, en cuanto a aquellas cosas malas que existen en tu vida.

Es muy personal, siempre te acompaña, aunque tú le rechaces, y si le abres tu corazón el entrará a tu vida y habitará en ella, y tu serás verdadera mente feliz porque en tu corazón habita Aquel, que ha dado su vida por ti.

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