
Jesús les respondió; ¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo:He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y hermana, y mi madre. Marcos 3 :33,34 y 35
Jesús debía superar otra gran prueba, y era separarse de su madre lentamente para que ella pudiera comprender que el tenía una única finalidad en este mundo, y pudiera soportar el sufrimiento de ver a su hijo morir crucificado, Jesús sabía cual era su fin en la tierra; desde el comienzo de su ministerio declaraba a sus discípulos con distintas palabras que el debía morir en la cruz.
No es fácil para una madre ver a su hijo sufriendo tal martirio, aunque ella sabía que él era algo especial, no por ello estaría capacitada para entender todo el plan de Dios que se cumpliría a través de Jesús.
Jesús iba siempre más allá, su misma madre debía ahora aprender a verlo cómo su salvador, y ser una más de sus seguidores.
Pero en ninguna parte la Palabra de Dios nos enseña que debemos abandonar nuestra familia para servirle, él único sacrificio acepto lo hizo Jesús, dejando el cielo junto a su Padre para venir a esta tierra, y luego dejando este mundo y a su familia para ascender al cielo.
Nos toca a nosotros servirle desde nuestra casa para honrarle con nuestra familia, ellos son nuestro primer ministerio, he visto personas que creían que su propia familia era una carga para servir al Señor, y que debían, un poco más, abandonarlos para servir a Cristo, ¡que lejos de la verdad esta todo eso!
Jesús mismo dió el ejemplo, su madre siempre estubo a su lado, hasta el momento de mayor dolor, y El núnca la dejó aunque debió enseñarle a entender que El era y es Dios por sobre todas las cosas.
Jesús debía superar otra gran prueba, y era separarse de su madre lentamente para que ella pudiera comprender que el tenía una única finalidad en este mundo, y pudiera soportar el sufrimiento de ver a su hijo morir crucificado, Jesús sabía cual era su fin en la tierra; desde el comienzo de su ministerio declaraba a sus discípulos con distintas palabras que el debía morir en la cruz.
No es fácil para una madre ver a su hijo sufriendo tal martirio, aunque ella sabía que él era algo especial, no por ello estaría capacitada para entender todo el plan de Dios que se cumpliría a través de Jesús.
Jesús iba siempre más allá, su misma madre debía ahora aprender a verlo cómo su salvador, y ser una más de sus seguidores.
Pero en ninguna parte la Palabra de Dios nos enseña que debemos abandonar nuestra familia para servirle, él único sacrificio acepto lo hizo Jesús, dejando el cielo junto a su Padre para venir a esta tierra, y luego dejando este mundo y a su familia para ascender al cielo.
Nos toca a nosotros servirle desde nuestra casa para honrarle con nuestra familia, ellos son nuestro primer ministerio, he visto personas que creían que su propia familia era una carga para servir al Señor, y que debían, un poco más, abandonarlos para servir a Cristo, ¡que lejos de la verdad esta todo eso!
Jesús mismo dió el ejemplo, su madre siempre estubo a su lado, hasta el momento de mayor dolor, y El núnca la dejó aunque debió enseñarle a entender que El era y es Dios por sobre todas las cosas.
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