El apuro de Dios


Porque mil años delante de sus ojos son como el día de ayer que pasó, y como una de las vigilias de la noche. Salmos 90:4

Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. 2 de Pedro 3:8

Mayormente los apurados somos nosotros porque tenemos nuestros intereses personales, si queremos que una persona cambie, deberíamos analizarnos cuidadosa mente cual es nuestro interés, ¿Es porque le deseamos lo mejor? ¿Porque nos molesta como es y lo queremos cambiar?
¿Porque hemos trabajado mucho en la tarea de ayudar a las personas y queremos ver el fruto de nuestra labor?

Mayormente los intereses nuestros no van de acorde con los de Dios, deberíamos ser sinceros en esa parte como cristianos, muchas veces queremos agarrar a las personas del cuello y cambiarlas nosotros, y peor todavía, pretendemos que actúen y piensen como nosotros queremos.

Dios vive en un eterno hoy con respecto a las personas, todos los días les da una oportunidad; para que cambien su modo de pensar y de ver las cosas, sean creyentes o no.
Como dice la Escritura: He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación. 2 de Corintios 6:2

Pero no debemos abusar de ello porque también dice; Si oyes hoy su vos; no endurezcas tu corazón. Hebreos 4:7

Ese hoy de Dios también tiene un fin y no sabemos cuando, no conocemos el reloj que mide el tiempo de Dios, pero si sabemos que cada día nos podemos poner a cuenta con El.

También Dios tiene un tiempo para las demás personas y no sabemos cual, muchas veces creemos que nos debemos inmiscuir en ello y pretendemos empujarlos a hacer lo mismo que nosotros hacemos, desconociendo el trato que Dios va a tener con esa persona que es totalmente
diferente al nuestro, y que es único y personal para con el o con ella.









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