La fuerza del creyente


Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil entonces soy fuerte. 2 de Corintios 12:10

Es que justamente en los momentos de mayor dificultades es cuando el hijo de Dios se aferra a El de todo corazón, cuando nuestras propias fuerzas están por el suelo, allí está El para fortalecernos.

Erróneamente muchas veces pensamos que debemos estar siempre con el ánimo por arriba, optimistas cien por cien; pero no siempre es así, como buenos humanos que somos son muchas las veces que vamos encontrarnos abatidos; pero Jesús vino a dar su vida justamente para los humanos, débiles, pecadores, indignos, y si dio su vida por ellos también los sostendrá hasta el fin.

En su palabra Jesús respondió a sus acusadores que los sanos no tienen necesidad de médicos sino los enfermos, dando a entender claramente que aquellos que se consideran justos y fuertes en si mismos no sienten la necesidad de estar con El.

Pero si lo hemos de necesitar todos aquellos que en sí no tenemos nada, solo esa fe que nos une a Dios por medio de Jesucristo, quién se dio a si mismo por nosotros y nos ha de sostener hasta el fin.


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