La libertad del evangelio


Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quien has aprendido. 2Timoteo 3:14

De ninguna manera el evangelio es, ni debe ser , una atadura. Las personas deben tener todo el tiempo y la libertad de aceptarlo y seguirlo libremente, de persuadirse y persistir en el por propia voluntad.

Toda manipulación para obligar y poner entre la espada y la pared a las personas no es algo que proceda de Dios, sino del hombre.

Quien esta impaciente por llenar iglesias es el hombre y no Dios, pues El vela por la conversión de los individuos, y para ello agotará todos sus recursos de sabiduría hasta que el ser humano pueda comprender su necesidad de creer en Dios.

Cada día Dios tiene argumentos suficientes para convencer al hombre, y cada día este tendrá una oportunidad de acercarse a Dios y reverenciarlo. Dice la Biblia que dio a sus siervos la palabra de la reconciliación, como si Dios rogase por medio de nosotros; reconciliaos con Dios, 2 de Corintios 5:20.

De ninguna manera dice la palabra que debemos usarla para amedrentar a la gente, con métodos de imponer miedos y amenazas, como hacen algunos, que al principio son dulces y persuasivos pero después actúan como si se quitaran una máscara tratando de aprisionar a las personas diciéndoles o enseñándoles sobre el terrible castigo de parte de Dios si se van de la iglesia o cosas semejante.

Dios no necesita tener a sus hijos horrorizados, si así fuera se encargaría en persona, nos dio la tarea de persuadirlos, amarlos, y considerarlos todo el tiempo, hasta que sus hijos estén preparados para encontrarse con El, tan solo por amor.

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