La puerta que abre Dios


He aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar, porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. Apocalipsis 3:8


Dios tiene propósitos con sus hijos a quienes ha reunido de diferentes lugares del mundo, su deseo es prepararlos y formarlos cómo personas primeramente, luego cómo sus siervos; para llevar un poco de amor a esta humanidad sedienta de la manifestación gloriosa de Dios.

Esa manifestación gloriosa primeramente eres tú y soy yo, y todos aquellos que con su ejemplo demuestran a este mundo que Dios es real, no se trata de ser unos religiosos encarnecidos, si no más bien luminares que destellen con su luz.

Si tú eres un hombre o mujer de Dios, que estás esperando aquella puerta que en su palabra El ha prometido abrir, no desmayes, debes prepararte para la bendición.
Hace poco escuche el siguiente ejemplo: dos hombres pidieron a Dios una bendición para sus campos, uno solo preparó el terreno para recibirla ¿A quien crees que contestó primero?

Exactamente, la respuesta es al que preparó el terreno. Jamás debemos desmayar en nuestras expectativas con el Señor, siempre debemos estar a la espera porque su bendición no se retardará.


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