Una nueva creación


Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación. Gálatas 66:15

Durante muchos años hemos sido educados según las leyes de la moral, pero lamentablemente vemos con dolor que esta enseñanza cada día que pasa va perdiendo fuerza y el mal o la inmoralidad va en aumento cómo una burla del destino, o cómo el fracaso de una ley moral que es tildada de antigua para horror de nuestros viejos maestros.

¿Será que el diablo es poderoso? o ¿Será que Dios puede demostrarle que sus hijos podrán serle fiel aún en medio de la inmoralidad más grande? El hijo de Dios necesita nada más que una cosa para vivir cristianamente en estos tiempos; una nueva creación.

En todos los tiempos hubo pecado y de los peores, pero en estos últimos tiempos es cómo si todo lo malo estuviera allí, al alcance de la mano, solo que para quien Jesucristo es una verdadera realidad en su corazón al punto de recibirlo cómo único salvador de su vida, entonces para él un nuevo nacimiento es posible.

Si alguno está en Cristo nueva criatura es, dice la Biblia, en 2 de Corintios 5:17, y de verdad es así, y es así donde se cumplen esos dichos de Jesús, "no se recogen uvas de los abrojos" o "no puede dar el mal árbol; buen fruto" o viceversa.

No puede el hombre nacido del Espíritu abrir su corazón a las cosas inmorales que les ofrece este mundo, sin que en su interior se produzca un verdadero deseo de cambiar.
¿Será que cómo padres debemos confiar más en Dios, en su Espíritu Santo y en Jesús, el perfecto sustituto, y menos en nuestras imposiciones humanas con respecto a nuestros hijos?

¿Será que ellos estarán esperando que nosotros confiemos más en ellos, y demos lugar al Espíritu Santo? ¿O seguiremos imponiendo una circuncisión que no es nada más ni nada menos que una señal exterior y tiene más que ver con el que dirán que con una verdadera regeneración?

Dios nos ayude cómo cristianos a leer los tiempos en que nos toca vivir y no quedar atrapados en la telaraña orquestada entre el pecado y la confusión.
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mi. Gálatas 2.20

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