La fe y la ciencia


Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Hebreos 11:1 y 3

El hombre se hace muchas veces la idea de ser más inteligente y de usar la razón, por el solo hecho de negar la existencia de Dios y tratar de poner en ridículo la afirmación que hace la Biblia de haber sido creado el universo por la palabra de Dios.

Mucha culpa de ello tiene también el fanatismo religioso, que es una manera también de negar a Dios de forma afirmativa; es decir: en ves de decir; no existe Dios, lo afirmo de manera tan fanática y tan cerrada que mucha gente se convence de exactamente lo contrario.

Sin embargo el ser humano que niega la afirmación de la Biblia; de haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, lo hace constantemente en sus descubrimientos científicos y tegnológicos, quien hubiese imaginado cien años atrás navegar por Internet, o ciento cincuenta años atrás, que un aparato más grande que una casa podría volar.

Así cómo hay quienes no creen en Dios, también los hay que no creen por ejemplo: que el hombre piso la luna, y así cómo existen los fanáticos que defienden la existencia de un Dios sin aceptar argumentos; también los hay en el sentido opuesto; personas que afirman la no existencia de Dios sin mediar argumentos.

Pero en el más elevado sentido de la inteligencia; tanto la ciencia cómo la fe, no se contradicen, si no que se complementan; el hombre de ciencia puede creer en Dios y alcanzar los más extraordinarios descubrimientos y el hombre de fe puede creer en la ciencia y enriquecer su fe, una cosa no anula la otra, si no que la hace mucho más extraordinaria.

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