
Mis huidas tú has contado; pon mis lágrimas en tu redoma; ¿No están ellas en tu libro?
Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare; esto sé que Dios está por mi.
En Dios alabaré su palabra; en Jehová su palabra alabaré.
En Dios he confiado; no temeré; ¿Que puede hacerme el hombre?
Sobre mi, oh Dios, están tus votos; te tributaré alabanzas.
Porque has librado mi alma de la muerte, y mis pies de caída, para que ande delante de Dios en la luz de los que viven. Salmo 56:8 al 13
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