Una bendita convicción


Estando persuadido de esto, que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Filipenses 1:6

Nadie podrá quitarme esta convicción, de que mi trabajo en el Señor haya servido para que tan solo una persona pudiera ser iluminada con la verdad de Dios.

Quizá no se trate de llenar estadios ni Iglesias de terciopelo, pero si que alguien pueda abrir su corazón y creer en Aquel que vino a este mundo para darles vida.

Aquel milagro que cada persona debiera tener la oportunidad de recibir, el milagro de creer en Dios.

Tan solo creer y las puertas del infierno cerrarán sus fauces, tan solo creer y las ventanas de los cielos se abrirán a tus pies.

Doy gracias a Dios de que mi vida haya sido usada por el, para abrir los ojos de las personas, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios, para que reciban por la fe en Jesucristo; perdón de pecados y herencia entre los santificados.

Si tan solo ello ha sido el propósito de Dios para mi vida, estoy satisfecho, no pretendo manipular a las personas, no deseo obligar a nadie, ni usar discursos para doblegar ninguna voluntad. Solo doy gracias a Dios de que de mis labios salen palabras de ternura y de fe, tratando de alcanzar el corazón de alguien que tal vez tan solo se anime a creer, y experimentar la hermosa aventura de ser un hijo de Dios, amado y cuidado por su Padre celestial.



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