El mayor regalo


Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de si mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. Hebreos 1:1 al 3

Es difícil para el ser humano poder entender el plan de Dios aunque es tan sencillo que podría comprenderlo un niño.

Lo que ocurre es que el hombre; no conforme con el propósito de Dios inventó sus propias creencias, ideando tantas historias que lo único que logró a través de los tiempos fue confundir más a la gente.

El plan de Dios es tan maravilloso, que de tan extraordinario nos cuesta creer que sea verdad, estamos tan rodeados de negatividad, supersticiones, malos augurios, y tantas cosas oscuras que nos cuesta aceptar algo tan sencillo cómo que Dios envió a su Hijo a este mundo para salvarnos y darnos todas las cosas de la mejor manera.

Así cómo de extraordinario es el regalo de Dios, también lo es el rechazo, el hombre es capaz de rechazarlo todo, cambiar todas esas maravillas que Dios le está regalando por una simple migaja de placer que este mundo le da.

A nadie le agrada; la enseñanza, la disciplina y la rectitud, algunos requisitos que Dios nos pone para poder prepararnos para el salto más extraordinario que el hombre puede dar, aún más increíble que pisar la misma luna: Ser coherederos con Cristo y estar a su lado para gobernar el universo.

Dios nos ayude para no ser parte de los que rechazan este plan maravilloso, y ser parte de aquellos que han tenido el valor de creerlo y aceptarlo.


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