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Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, extendiéndome a lo que está adelante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Filipenses3:13 y 14
Olvidar lo que queda atrás es algo que muchas personas no pueden; viven de recuerdos, lo que ya fue; es sombra, si nos equivocamos ayer, hoy podemos remediarlo, si pecamos, ese pecado ya no pertenece a nuestro presente. Jesús borró nuestros pecados, los arrojó a lo profundo del mar, no vayamos nosotros a desenterrarlo.¿Sabes quién se encarga de eso? El diablo.
Jesús no vino para condenar al mundo, es bien clara su palabra; vino a salvar, esa fue pura y exclusivamente su misión. ¿Sabes quien te condena? El diablo.
A veces nosotros los cristianos predicamos cómo el diablo; tenemos un mensaje más de condenación que de salvación. Jesús lo dijo bien claro: No envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. Juan 3:17
¿A que mundo haría referencia Dios? ¿A lo mejor había otro mundo; donde los hombres no eran tan malos ni pecadores?. El mundo siempre fue mundo, y los pecados de los hombres siempre aborrecibles; así que cuando Jesús dice que vino para salvar al más perdido pecador: Sabía muy bien lo que estaba diciendo.
En una oportunidad en que fueron rechazados de una aldea; los discípulos preguntaron a Jesús: "Si quería que mandaran que descendiese fuego del cielo y consuma la gente de ese lugar" Jesús les respondió: Ustedes no saben de que espíritu son; porque el Hijo del hombre no vino para perder las almas de los hombres sino para salvarlas. Lucas 9:55 y 56
La culpa es lo que hace que las personas se alejen de Dios, cómo Adán y Eva que se escondieron de Dios después del pecado, es una herramienta que utiliza el diablo para que las personas no se acerquen a Dios, quien las puede limpiar y salvar.
La culpa hace que las personas huyan de Dios, y por miles de años se predica más que Dios castiga, que lo que realmente Dios vino a hacer: Perdonar y salvar.
Cómo predicadores no nos sumemos a esa lista; tengamos siempre palabras de amor y consuelo para las personas. Ya bastante vienen golpeadas del mundo, el diablo y el pecado, para que después vayan a una iglesia y le sigan pegando en el mismo lugar donde Dios las recibe para darles consuelo.
Olvidar lo que queda atrás es algo que muchas personas no pueden; viven de recuerdos, lo que ya fue; es sombra, si nos equivocamos ayer, hoy podemos remediarlo, si pecamos, ese pecado ya no pertenece a nuestro presente. Jesús borró nuestros pecados, los arrojó a lo profundo del mar, no vayamos nosotros a desenterrarlo.¿Sabes quién se encarga de eso? El diablo.
Jesús no vino para condenar al mundo, es bien clara su palabra; vino a salvar, esa fue pura y exclusivamente su misión. ¿Sabes quien te condena? El diablo.
A veces nosotros los cristianos predicamos cómo el diablo; tenemos un mensaje más de condenación que de salvación. Jesús lo dijo bien claro: No envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. Juan 3:17
¿A que mundo haría referencia Dios? ¿A lo mejor había otro mundo; donde los hombres no eran tan malos ni pecadores?. El mundo siempre fue mundo, y los pecados de los hombres siempre aborrecibles; así que cuando Jesús dice que vino para salvar al más perdido pecador: Sabía muy bien lo que estaba diciendo.
En una oportunidad en que fueron rechazados de una aldea; los discípulos preguntaron a Jesús: "Si quería que mandaran que descendiese fuego del cielo y consuma la gente de ese lugar" Jesús les respondió: Ustedes no saben de que espíritu son; porque el Hijo del hombre no vino para perder las almas de los hombres sino para salvarlas. Lucas 9:55 y 56
La culpa es lo que hace que las personas se alejen de Dios, cómo Adán y Eva que se escondieron de Dios después del pecado, es una herramienta que utiliza el diablo para que las personas no se acerquen a Dios, quien las puede limpiar y salvar.
La culpa hace que las personas huyan de Dios, y por miles de años se predica más que Dios castiga, que lo que realmente Dios vino a hacer: Perdonar y salvar.
Cómo predicadores no nos sumemos a esa lista; tengamos siempre palabras de amor y consuelo para las personas. Ya bastante vienen golpeadas del mundo, el diablo y el pecado, para que después vayan a una iglesia y le sigan pegando en el mismo lugar donde Dios las recibe para darles consuelo.
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