La senda de Dios


Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo. Salmos 16:11

Dios es esa senda que tanto anhelamos sin siquiera darnos cuenta, muchas veces pensamos: ¿Porque estoy yo en este mundo, cual es mi razón de ser? Existe dentro nuestro cómo una especie de necesidad de hallar nuestra identidad, es cómo si un niño adoptado crece y se desarrolla en un hogar, y se siente bien; pero con los años comienza a sentir la necesidad de saber de donde proviene, quienes fueron sus padres.

Y aunque nada cambie, estará satisfecho con el solo hecho de saberlo, lo mismo ocurre con nuestra nacionalidad, o nuestra procedencia, ¿Quienes fueron nuestros antepasados? etc.

O con nuestra identidad cómo individuos, cómo seres que pertenecemos a este mundo, y nos preguntamos ¿De donde somos? ¿Quienes somos? ¿De donde procedemos? La respuesta es: Somos de Dios, El es nuestra senda por esta vida.

De El venimos y hacia El vamos, y cuando no comprendemos esto, andamos cómo almas en pena sin entender que estamos haciendo en este mundo. Dios nos muestra la senda de la vida, que es vivir de acuerdo a sus propósitos para con nosotros, y cuando podemos comprenderlo, ello nos hace feliz, nos sentimos realizados porque en cada uno de nuestros roles en la vida experimentamos que somos útiles, que todo tuvo una razón de ser y al fin, allá nos espera nuestro premio, al final del camino en donde Dios nos espera.


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