Nuestras fuerzas están en Dios


Bendice alma mía, a Dios, y no olvides ningunos de sus beneficios. El es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas cómo el águila. Salmos 103:2 al 5

El da esfuerzo al canzado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan en Dios tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas cómo las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán. Isaías 40:29 al 31

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