
Santifiquen a Dios el Señor en sus corazones, y estén preparados siempre para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes.
1 de Pedro 3:15
Por años hemos creído que cómo creyentes no tenemos derecho a defendernos, y mucha gente también así lo cree, piensan que nos pueden abofetear, calumniar, defenestrar y que nos debemos quedar callados, creen que nos pueden explotar en el trabajo, no pagar lo que corresponde, despedirnos cuando quieren, y cuando alguno de nosotros decide defenderse; dicen: "Ah, clase de creyentes son". ¡Bueno, que suerte, se acordaron que somos creyentes!
Si bien la Biblia nos enseña a dar la otra mejilla, también es de destacar que hubo épocas en donde la vida del hombre no valía nada, no existían leyes ni derechos humanos y la única defensa del ser humano y especialmente la del creyente estaba en manos de Dios, hoy, salvo situaciones extremas, nos podemos defender y presentar, cómo dice la escritura, nuestras razones con mansedumbre y con sabiduría, y defender nuestros derechos, dejando bien en claro lo que somos en Dios.
La Biblia habla bien claro de padecer haciendo el bien, el hijo de Dios no es de buscar pleitos ni de provocar una situación injusta para otros; pero hoy día existe mucha maldad, hay muchas empresas, estudios de abogados y situaciones muy injustas, ante lo cual el creyente se debe defender, con sabiduría y con la ayuda de Dios, y no sentirse mal por ello. Dios te bendiga.
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