El ser, dividido

Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, más con la carne a la ley del pecado.

Romanos 7:25

Anden en el Espíritu y no le den satisfacción a los deseos de la carne.
Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, y estos se oponen entre si para que no hagamos lo que queremos.

Gálatas 5:16 y 17

Estas palabras de la Biblia son dirigidas a personas que aman a Dios, que se interesan y le importa su conducta y su estado espiritual, de otro modo es cómo si uno fuera a un lugar, por ejemplo; un estadio de fútbol y les leyera estas palabras a la barra brava de un club, no les va a importar porque viven completamente en las cosas de la carne, sin embargo eso no quita que cualquier persona en un momento dado de su vida la pueda recibir.


Muchos de nosotros, como ciudadanos de la Biblia, vivimos esta situación en la cual se entrelazan la vida del Espíritu y la vida de la carne, y sufrimos por ello porque nos importa, nos importa Dios, pero además tenemos un cuerpo que nos demanda cosas y muchas de esas cosas son contrarias a la ley de Dios, entonces descubrimos que estamos divididos.


Muchos optan por mentalisarse totalmente con Dios, para contrarestar el mal se vuelcan completamente a la vida espiritual, toman literalmente la palabra de Dios e inclinan la balanza solo para un extremo y esos son los que después cuando se sueltan o se cansan, despues caen completamente en una vida de pecado y se sienten reprobados.


Dice que nuestra naturaleza humana, comúnmente llamada "la carne" y el Espíritu, con mayúscula, se refiere al Espíritu de Dios el cual habita en nosotros, se oponen entre si, y esa oposición va a ser siempre mientras estemos en el cuerpo, no nos podemos volver tan espirituales al punto de que esa naturaleza quede desactivada, siempre vamos a experimentar algún deseo, alguna cosa que nos hace sentir que somos tan humanos como cualquiera, el tema es saber como convivir con esa situación, como aprender a acudir a Dios para pedir ayuda a tiempo cuando nos veamos totalmente avasallados por el mal.