¿Es la fe algo excluyente de la Iglesia?


A todos los sedientos: Vengan a las aguas; y los que no tienen dinero, vengan, compren y coman. Vengan, compren sin dinero y sin precio vino y leche.

Isaías 55:1

Jesús no solía estar, durante su ministerio, con los religiosos de la época, sino que más bien estaba con la gente común, el pueblo o como solían llamarle los religiosos: pecadores y publicanos.

Parece ser que cuando la religión se hace fuerte se transforma también en excluyente, en otras palabras; si no eres de los nuestros no perteneces y dentro de la misma Iglesia va tomando forma una especie de jerarquía eclesiástica, puede ser Iglesia evangélica u otras denominaciones. Es algo así, como tropezar siempre con la misma piedra.

La fe debería ser de la gente común, es un patrimonio de la humanidad a la que todos deberían tener el acceso libre, cualquier persona o cualquier padre de familia debería creer en Dios y poder conducir a su familia en esa linea con toda sencillez y sin que para ello tenga que someterse a una institución.

Deberían formarse grupos libres donde la gente pueda ser enseñada en el conocimiento de la Biblia sin jerarquías de ninguna índole y con total sencillez como lo enseña la Biblia; que donde hay dos o tres reunidos en el nombre de Jesús allí esta El.

Muchas veces por el echo de tener un cargo importante en una congregación hace que las personas no sean sinceras ni con los demás, ni consigo mismas y que lleguen a comportarse como verdaderas figuras místicas cuando en realidad son seres con las mismas debilidades, pasiones y sentimientos que cualquier persona normal.

De esa manera pueden ayudar a pocos o solo a aquellas personas que están dispuestas a compenetrarse de religión de la misma manera que ellos lo están, de la otra manera todos los humanos podrían darse cuenta que lo de Dios esta al alcance de todos, y que tener deseos malos, y pasiones pecaminosas, es tan humano como respirar y que la única manera de llevar una vida en santidad primeramente consiste en ser sinceros con nosotros mismos y luego con Dios, para recibir su ayuda a diario como con cualquier otro tema cotidiano con los cuales debemos lidiar día a día.

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