La oración y el ejercicio espiritual


En mi angustia invoqué al Señor, y clamé a mi Dios, El oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de El, a sus oídos.
Salmos 18:6

Pidan y reciban, para que el gozo de ustedes sea cumplido.
Juan 16:24

Ejercítate para la piedad.
1 Timoteo 4:7

Hoy tenemos varias cositas para meditar.
La oración del cristiano en primer lugar que nos acerca día a día a nuestro Dios y es el medio por el cual nosotros podemos alcanzar las promesas de su palabra para nuestras vidas y también para los demás.

Hay momentos en que podemos pedir y otros momentos en que debemos invocar, generalmente oramos y cuando estamos ante una necesidad muy grande o en la angustia, invocamos o clamamos.

Muchas veces le preguntamos a Dios el porque del sufrimiento y la necesidad que pasamos siendo sus hijos, y vemos que otras personas a quienes importa muy poco las cosas de Dios, quizá vivan en holgura, por ejemplo; en la parte económica.

Eso me pasó hace poco y me quejé a Dios y el me respondió precisamente esta palabra que estoy compartiendo ahora, es decir me esta respondiendo en este momento.

Nosotros somos sus hijos y necesitamos ejercitarnos en la fe, el ejercicio espiritual, tal como el ejercicio corporal requiere de disciplina, y esa es la parte que a nosotros no nos gusta, debemos ser sinceros.
La palabra dice: Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen. 1 Timoteo 4:10

Y acá nos va a doler un poco si somos muy religiosos, Dios es el salvador de todos los hombres, a nosotros nos ha elegido para difundir su palabra; pero eso no quiere decir que seamos los únicos, muchos se van a salvar quizá en el último momento de sus vidas; pero nosotros somos sus elegidos y es un privilegio pasar por algunas vicisitudes o necesidades para ejercitarnos en la fe. Dice; mayormente de los que creen, pero no deja afuera a las demás personas y para ello nos usa a nosotros que somos sus hijos fieles.

No debemos desalentarnos, por más que veamos que sus promesas tardan, también es importante ver que el propósito de Dios se cumplen en las demás personas y que eso es gracias a que muchos de nosotros somos los encargados de difundir su palabra.

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