Lo que de verdad importa


Hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda , el cual tiene cinco pórticos.
En estos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua.
Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese.
Y había allí un hombre que hacía 38 años que estaba enfermo.
Cuando Jesús le vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?
Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que voy, otro desciende antes que yo.
Jesús le dijo: Levántate toma tu lecho, y anda.
Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día.

Juan cap.5
Luego los fariseos de o sea religiosos de la época lo acusaban de cargar su lecho en día de reposo, que gran hipocresía, mientras estuvo tirado en el estanque paralítico ni siquiera sabían que existía.

Hoy día tengamos cuidado con eso, muchos cuidan más las formalidades que lo que realmente vale la pena ver, en el caso del paralitico, lo importante era que Jesús lo sano, y ya no iba a estar allí tirado en el estanque, que quizá fuera una carga mucho más pesada que la de llevar su lecho.



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