
Este pueblo de labios me honra; más su corazón está lejos de mí.
Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.
Mateo 15: 8 y 9
Del mismo modo que Jesús nos habla con total naturalidad, así también nosotros debemos dirigirnos a él, con total naturalidad, ser lo que somos, a Dios no lo podemos engañar con ritualismos, teniendo en cuenta que Jesús condenó el ritualismo de los Fariseos quienes eran los religiosos de la época.
No solo debemos pensar que el ritualismo es algo propio de los católicos con sus imágenes, tengamos en cuenta que los Fariseos no tenían imágenes y sin embargo Jesús los condenó por su gran ritualismo diciendo: "Este pueblo de labios me honra, enseñando cómo doctrinas mandamientos de hombres" En la iglesia evangélica hay mucho ritualismo también, muchas cosas se hacen más por costumbres que por una verdadera comunión con Dios, real y natural.
En nuestra comunión con Dios debemos cuidar dos cosas: por un lado, las cosas que nos acercan a Dios, que son; la lectura de su palabra, la oración, meditación, el canto, las reuniones, estas pueden ser en un hogar entre dos, tres o cuatro personas, o en una iglesia. Las cosas que nos alejan de Dios es el pecado, las cosas malas que hacemos, pensamos etc. entre ambas cosas debe haber un equilibrio, pues, debemos tratar nuestros problemas con Dios en forma natural, es decir; hablar con el como lo haríamos con un amigo, sin ocultarle nada y pidiéndole ayuda.
Siempre teniendo en cuenta que somos humanos y nos vamos a equivocar muchas veces, pero no por ello debemos dejar de la otra parte, que es la de buscar de Dios.
El ritualismo nos priva de una búsqueda sincera de Dios, pues reemplazamos el trato natural con una costumbre, por ejemplo, en vez de hablar naturalmente con Dios, ayunamos, o creemos que por ir mucho a la Iglesia ya estamos bien con Dios, como así también creemos que estamos condenados cuando no hacemos tal cosa que venimos haciendo desde hace años, y se nos incorporó como un hábito.
Te invito a que seas natural en tu trato con Jesús, primero que entiendas de una vez que sos tan humano como cualquiera y que las cosas que te pasan a vos le pasan a muchas, sino a todas las personas y no debes sentirte mal por ello; pero no dejes de tratarlo con Dios, para que él sepa, una manera de decir porque él lo sabe todo, que vos no pasas por alto las cosas que a vos te suceden, se las contas para ser sincero aunque él las sepa, y luego continuas en comunión con él de la manera más normal.
El ritualismo te aleja, las personas se vuelven místicas y creen que están por encima de los demás por que cuidan con detalles cosas que para Dios, casi diría, las aborrece.
Las aborrece porque lo ponen cómo algo lejano, cuando en realidad esta cerca de cada uno de nosotros. Las aborrece porque lo transforma en algo excluyente, como que solamente se le manifiesta determinado tipo de personas, cuando en realidad él comía con los pecadores.
Las aborrece porque las personas creen que cuidando esos detalles como por ejemplo cuando dicen: Yo diezmo, yo voy siempre a la Iglesia, yo me visto de tal manera, yo oro todos los días y ayuno de tal a tal hora etc. Cosas que están bien que las hagan, pero dejan de serlo cuando reemplazan el trato natural y único que debemos tener con Dios, y cuando solo cuidamos esas cosas y no nos hacemos un examen de cómo estamos interiormente, como personas, como humanos y en el trato sincero con nuestro prójimo.
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