
Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que les diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Más Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos.
Hechos 3: 1 al 7
Este milagro también es para voz, y para cuantos lo podamos creer, esta muy bien que vayamos a los médicos y hagamos todos los chequeos y cosas que nos manden; pero siempre es bueno creer en milagros, creer que todo es posible, eso es la fe, pensar más allá de todas las cosas, cuando a mi hijo le dieron un tiro en la cabeza yo creí, yo confié en Dios que lo iba a ver bien, sano, fuerte y deportivo como lo había sido siempre y así fue, a los ocho días del terrible hecho de inseguridad y violencia que recibimos y que terminó con un tiro en la cabeza de mi hijo, él volvió a casa, y a los veinte días ya estaba manejando una camioneta y cumpliendo con un trabajo que le había quedado pendiente. Yo se lo pedí a Dios, lo creí, lo viví, y es para voz y para todos aquellos que necesitan un milagro en su vida. Dios te bendiga.
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