
¿A quien tengo yo en los cielos si no a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; más la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.
Salmos 73: 25 y 26
¿Que satisfacción puede tener para una persona el no creer en Dios? ¿Se alimentará su ego, pero más allá de si mismo existe solo un vacío?
Que distinto suena la frase del salmista que dice: ¿A quien tengo yo en los cielos sino a ti? Y que lo puede decir con tanta ternura y con un amor tan profundo que frente a él siente que todo lo terrenal pierde valor.
Muchos toman esta porción para irse a los extremos y decir: Yo no quiero nada de este mundo y por ende, no ven televisión, no practican deportes o no van a ninguna fiesta y creen que de la noche a la mañana deben estar leyendo la Biblia, escuchando música cristiana y orando.
Cuando en realidad lo que esta queriendo decir es un estado del alma, un enamoramiento o un deseo de que a pesar de vivir normalmente en este mundo con los pormenores de cada día, su corazón está allá, en esa porción que se encuentra en el cielo.
La roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.
Comentarios
Publicar un comentario