
Sabemos que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien.
Romanos 8:28
En ocasiones el bien dado por Dios no es el esperado por nosotros, una prueba o una dificultad, puede con el tiempo transformarse en un cambio radical de nuestros pensamientos en cuanto a cosas que nos suceden en la vida o nuestra manera de ver las cosas; pero en el momento puede que no sea nada agradable.
Vivimos una vida que nos preguntamos muchas veces porque esta tejida de tal o cual manera, hemos nacido en cierto hogar, con plata, o sin plata, con padres buenos o no tan buenos, hemos formado una pareja, resultó bien, o resultó mal, en fin, tenemos un sin numero de cosas y situaciones en la que muchas veces nos preguntamos cosas.
Sea como sea, esa es nuestra vida, es lo que nos tocó y sobre ella debemos edificar nuestra felicidad, no renunciar a ella, eso es un poco así como el talento que nos tocó, es en vano quejarme todo el tiempo, culpar a la vida o culpar a Dios.
Más bien debo ver como extraer de mis malas y buenas experiencias pasadas el material con la que pueda yo edificar mi futura felicidad, la vida siempre nos deja cosas, no todo es negativo y mucho menos si estamos con Dios, con el tiempo veremos que su mano de amor siempre estuvo a nuestro lado.
Mira esa flor, quizá para crecer a tenido que pasar por muchas dificultades, desde que fue semilla, hasta que se hizo una plantita, habrá soportado el fuerte calor o la sequía, el frío o el viento, pero al fin es una bella flor que adorna tu jardín, así es tu vida en el jardín de Dios, vivela en su plenitud, atrévete a ser feliz, vive para Dios; pero no te olvides de ti, porque Dios se deleita en verte crecer a ti.
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