
Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Señor, Roca mía, y redentor mío.
Salmos 19: 14
Generalmente, al finalizar un año y dar comienzo a un nuevo año, nos proponemos grandes proyectos y con eso pretendemos dejar contento a Dios, y no nos percatamos que tal vez, Dios, no nos esté pidiendo nada de eso, simplemente todo este reducido a nuestra lengua y corazón.
A veces las grandes empresas no son tanto para Dios, sino para el individuo mismo, para ir escalonando nuestro progreso, cuanto hago, cuanto emprendo, cuanto tengo de Dios.
Y a lo mejor todo eso esté de más y simplemente nos tengamos que limitar a no lastimar con nuestros labios, ni engañar con nuestro corazón, Dios esta allí y nos ve y nos escucha cada día, como nos comportamos, de que manera tratamos a las personas que nos rodean, familia etc. y lo que meditamos. Pues, para este año que comienza; meditemos en estas cosas, en mejorar nosotros mismos y no pretender cambiar a los demás.
Comentarios
Publicar un comentario